Páginas

lunes, 18 de enero de 2016

Bebés bebés


No puedo esperar. Las mujeres embarazadas (ya cuando se acerca el irremediable final) sabemos cómo se sintieron los de Alien que dieron a luz ese lindo bichito. Te pega patadas y no te deja dormir, te interrumpe cuando estás haciendo una presentación de tu proyecto anual grabada en vídeo y aprendes que el mayor ejercicio que se puede hacer es ir al baño cada diez minutos. No puedes evitarlo porque beber agua es más importante que respirar, además del extra por esa patadita ninja cuando menos te lo esperas. Ah, y que no se me olvide, cuando te sale la primera estría (hoy, por cierto).
Pero los mil inconvenientes más o menos graves que puedan tener estos meses, te estás preparando para un gran cambio. Estás ilusionada y no puedes esperar a tenerlo en tus brazos, eso que llevas nueve meses sintiendo dentro de ti, conociéndoos como quien siente curiosidad por una carta de tu primer amor anónimo.
Hoy ha pasado algo que me ha hecho reflexionar sobre cuántas ganas tengo de ser mamá y conocer a mi pequeño Pat. Tengo una amiga embarazada a la que hoy le han imbuido el parto (le quedaba una semana o dos) y cuando esperaba a la ginecóloga para empezar me estaba relatando todo lo que había pasado. "Parir es como ir al dentista. Te ponen un poquito de epidural y notas que algo está pasando ahí abajo, pero no tienes claro qué porque no sientes nada."
Y ha sido ahí, cuando ella estaba a unas horas de ver a su bebé, que me he dado cuenta de lo mucho que necesito verle y contarle los deditos de los pies.


EDIT: publicado sin acabar (ni corregir) muchos meses más tarde de haberlo escrito, porque es tan adorable que se me saltan las lágrimas. Ya conozco al amor de mi vida y no me dio tiempo a contarle los deditos de las manos... ni el parto tuvo mucho que ver con ir al dentista. Pero Patrick tiene cinco meses y soy la mamá más feliz del mundo a su lado.